No es un secreto que estamos expuestos a una gran cantidad de sustancias dañinas que se encuentran en el ambiente, tales como las bacterias, los gérmenes y los virus, los cuales pueden afectar nuestra salud. Por fortuna, nuestro cuerpo cuenta con la protección de distintos organismos celulares que se encargan de combatir tales sustancias, a través de lo que conocemos como respuesta inmune, y uno de ellos son los monocitos (1).
¿Qué son los monocitos?
Los monocitos son el tipo más grande de glóbulos blancos que tenemos en la sangre, y juegan un papel muy importante en nuestro organismo. Se encargan de la eliminación de microorganismos y residuos celulares, proceso que se conoce con el nombre de fagocitosis. Debido a la función tan importante que cumplen, es crucial mantener unos valores adecuados, ya que un recuento bajo de monocitos podría comprometer en cierta forma nuestra salud (2).
Monocitos Bajos: Significado y Formas de Subirlos. Foto por simone-van-der-koelen Unsplash
¿Qué significa tener monocitos bajos?
Los monocitos comprenden entre el 3 y el 7% del volumen total de glóbulos blancos en el cuerpo, y un conteo regular de estas células se mantiene entre 100 y 800/μL en los adultos, y entre 400 y 3.100/μL en los recién nacidos. Son glóbulos blancos que ayudan a proteger al cuerpo contra las sustancias extrañas que pueden dañarlo. Por lo tanto, un recuento bajo de monocitos puede indicar un sistema inmunológico debilitado (3).
¿Cómo podemos subir los niveles de monocitos?
El tratamiento para elevar los niveles muy bajos de monocitos suele depender de las patologías o enfermedades subyacentes que ocasionan tales recuentos. El especialista médico será quien determine el tratamiento a aplicar, y bien podrá incluir antibióticos u otros medicamentos especiales (4). Sin embargo, es posible mejorar los niveles de monocitos mediante una suplementación con folato y vitamina B-12, pues su deficiencia suele ser una de las causas de esta condición.
Diferencia entre monocitos altos y monocitos bajos
Evidentemente, para que puedan trabajar adecuadamente y defender a nuestro cuerpo de los agentes infecciosos, es importante que mantengamos unos niveles correctos de monocitos en la sangre, evitando que éstos sean demasiado altos o muy bajos (5). Por eso, en esta ocasión queremos hablarte acerca de la diferencia entre monocitos altos y monocitos bajos, y qué implica tenerlos.
¿Cuáles son los valores correctos de monocitos en la sangre?
Según los especialistas de la salud, el conteo normal de estas células corresponde a una cantidad entre 100 y 800/μL en el caso de los adultos, y entre 400 y 3.100/μL en el caso de los recién nacidos (3). Las fluctuaciones en la concentración de monocitos en la sangre pueden asociarse con cambios en la salud del paciente, aunque por lo general un recuento bajo suele ser un buen indicador, mientras que un recuento alto puede estar relacionado con ciertas enfermedades o problemas de salud.
¿En qué se diferencian los monocitos altos de los monocitos bajos?
Tener monocitos bajos puede indicar que el paciente es más propenso a contraer enfermedades e infecciones. Esto puede darse como consecuencia de ciertas afecciones como el lupus y el VIH, o bien por el uso de determinados medicamentos como los corticosteroides, los interferones orales y la quimioterapia. También, los monocitos bajos pueden deberse a algún déficit de vitaminas, especialmente de ácido fólico y vitamina B12 (5).
Por otra parte, los monocitos altos suelen indicar la presencia de algún proceso inflamatorio producto de infecciones, como la tuberculosis y la sífilis, o de trastornos autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide. Igualmente, puede relacionarse con padecimientos como la leucemia y la enfermedad de Hogkin, y puede conducir a debilidad, fatiga fiebre y malestar general.
Mantener un equilibrio en el recuento de monocitos es esencial para nuestra salud. Si experimentas síntomas preocupantes, te recomendamos que consultes a un profesional de la salud para un diagnóstico adecuado.
Referencias
(1) Aderem, A., & Underhill, D. M. (1999). Mecanismos de fagocitosis en macrófagos. Revisión Anual de Inmunología, 17, 593-623.
(2) Gordon, S., & Taylor, P. R. (2005). Heterogeneidad de monocitos y macrófagos. Revisión de la Naturaleza: Inmunología, 5(12), 953-964.
(3) MedlinePlus (2022). Conteo de monocitos. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/pruebas-de-laboratorio/conteo-de-monocitos/
(4) Carmel, R., & Agrawal, Y.P. (1988). Deficiencias de folato y vitamina B12 en la anemia megaloblástica de la ancianidad. Anales de Hematología, 56(1-2), 27-41.
(5) Ziegler-Heitbrock, L., Ancuta, P., Crowe, S., Dalod, M., Grau, V., Hart, D. N., Leenen, P. J., Liu, Y. J., MacPherson, G., Randolph, G. J., Scherberich, J., Schmitz, J., Shortman, K., Sozzani, S., Strobl, H., Zembala, M., Austyn, J. M., & Lutz, M. B. (2010). Nomenclatura de los monocitos y los dendríticos: dar un nombre y un propósito a todas las células. Revisión de la Naturaleza: Inmunología, 10(11), 688–686.