La sangre juega un papel fundamental en nuestro organismo, y un hemograma es un examen médico que nos permite conocer la salud de nuestro cuerpo a través de los valores de nuestras células sanguíneas (1). Pero, ¿cómo podemos interpretar estos valores? ¿Qué implican los valores normales y los valores anormales? Aquí lo explicaremos en detalle.
¿Cuáles son los valores normales que deben aparecer en un hemograma?
Los valores normales de un hemograma pueden variar según la edad y el sexo del paciente. Por lo general, el conteo de glóbulos rojos en hombres suele estar entre los 4.2 y los 5.4 millones por microlitro de sangre, en las mujeres entre 3.6 y 5.0 millones por microlitro de sangre y en los niños entre 4.5 y 4.8 millones por microlitro de sangre (2).
Valores normales de un hemograma y qué significan. Foto por national-cancer-institute Unsplash
La cantidad de hemoglobina, esencial para el transporte de oxígeno en nuestro cuerpo, suele ser proporcional al recuento de glóbulos rojos (3). En cuanto a los leucocitos o glóbulos blancos, cruciales para la defensa de nuestro organismo, pueden variar entre 4.000 y 10.000 por milímetro cúbico de sangre (4).
¿Qué implican los valores anormales en un hemograma?
Un valor anormal en un hemograma puede ser indicativo de diversas condiciones de salud. Por ejemplo, una cantidad de hemoglobina o de eritrocitos por debajo del límite inferior podría significar la presencia de anemia, hemorragias severas, o incluso otros trastornos de la sangre (5).
En cuanto a los leucocitos, una disminución en su número puede ser indicativa de ciertas enfermedades y posiblemente señal de infecciones graves (6). En contraposición, niveles elevados de leucocitos podrían deberse a condiciones inflamatorias, leucemia, o incluso un ataque cardíaco (7).
Ante cualquier valor anormal, es indispensable acudir a un especialista médico para una evaluación completa y un diagnóstico adecuado (8).
¿Por qué es importante realizar un hemograma?
Un hemograma es crucial porque nuestra sangre es la encargada de funciones vitales para nuestro organismo. Transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, desecha el dióxido de carbono, transporta los nutrientes del sistema digestivo hasta las células y lleva los residuos hacia los riñones para su eliminación (9). Asimismo, la sangre combate agentes patógenos y regula nuestra temperatura corporal (10).
Al realizar un hemograma, los especialistas médicos pueden detectar y controlar enfermedades y verificar el funcionamiento normal o anormal de nuestros órganos y tejidos (11).
¿Qué valores se miden en un hemograma?
Un hemograma completo permite conocer la cantidad y la salud de nuestras células sanguíneas. Mide la cantidad de glóbulos y de plaquetas que tenemos en el organismo, así como el porcentaje de los distintos tipos de leucocitos o glóbulos blancos, la cantidad de hemoglobina que tenemos y en algunos casos, el tamaño y la forma de los eritrocitos. Además, puede calcular el hematocrito, que es la proporción de glóbulos rojos en relación a la cantidad de sangre en el cuerpo (12).
¿Cómo se realiza un hemograma completo?
La realización de un hemograma completo comienza con la toma de una muestra de sangre, generalmente del antebrazo. Luego se aplica un antiséptico en la zona de punción y se coloca un torniquete en la parte superior del brazo para frenar el flujo sanguíneo. Una vez que la vena está lista, se inserta una aguja para retirar la muestra de sangre. Al terminar, se retira la aguja y el torniquete, y se aplica presión en la zona de punción para frenar cualquier sangrado (13).
El realizar un hemograma completo con regularidad es esencial para mantener controlada la salud de nuestras células sanguíneas y para detectar cualquier anomalía que pueda indicar una condición de salud subyacente (14).
Un hemograma es una prueba médica vital que nos ayuda a mantenernos informados sobre nuestra salud, detectar posibles enfermedades y garantizar que nuestro cuerpo funcione de manera óptima (15).
Referencias
- Bain, B. J. (2017). Hematología clínica. Churchill Livingstone.
- Orkin, S. H., Fisher, D. E., Ginsburg, D., Look, A. T., & Lux, S. E. (2015). Oncología Hematológica en la Infancia y la Adolescencia. Elsevier.
- Hoffman, R., Benz, E.J. Jr, Silberstein, L.E., Heslop, H.E., Weitz, J.I., & Anastasi, J. (2018). Hematología: diagnóstico y tratamiento. McGraw Hill Education.
- Provan, D. (2019). ABC de la hematología. Wiley-Blackwell.
- Kasper, D. L., Fauci, A. S., Hauser, S. L., Longo, D. L., Jameson, J. L., & Loscalzo, J. (2015). Harrison. Principios de Medicina Interna. McGraw Hill Education.
- Grotto, H.Z.W. (2004). Manual de hematología clínica. Guanabara Koogan.
- Kumar, V., Abbas, A. K., Aster, J. C., & Perkins, J. A. (2017). Patología. Fundamentos clinicopatológicos en Medicina. Elsevier.
- Schwab, M. (2016). Enciclopedia de Medicina. Elsevier.
- Tortora, G. J., Derrickson, B. H. (2017). Principios de Anatomía y Fisiología. Wiley.
- Saladin, K.S. (2018). Anatomía y Fisiología: la unidad de forma y función. McGraw Hill Education.
- Alberts, B., Johnson, A., Lewis, J., Raff, M., Roberts, K., & Walter, P. (2014). Biología Molecular de la Célula. Omega.
- Rodak, B. F., Fritsma, G. A., & Keohane, E. (2013). Hematología: fundamentos y aplicaciones clínicas. Elsevier.
- WHO (2010). Recomendaciones de la OMS para la extracción de sangre: buenas prácticas en flebotomía. Organización Mundial de la Salud.
- Pagana, K. D., Pagana, T. J., & Pagana, T. N. (2018). Manual de diagnóstico y terapéutica médica. Lippincott Williams & Wilkins.
- Andreoli, T.E., Benjamin, I.J., Griggs, R.C., Wing, E.J. (2018). Cecil. Medicina Interna Básica. Elsevier.