Esta enfermedad, conocida como disentería, puede producirse por diversas razones, las cuales analizaremos a continuación junto con las posibles formas de tratarlas. La disentería es un trastorno intestinal bastante frecuente que suele provocar fiebre, mialgia, astenia, diarrea, vómitos, cefalea y dolor abdominal (1).
Causas de la disentería
Como bien mencionábamos anteriormente, la disentería es una enfermedad que por lo general produce diarrea. A menudo, la infección es contraída debido a malos hábitos de higiene, siendo una de las causas de la disentería más comunes el no lavarse las manos adecuadamente luego de haber acudido al baño, especialmente a baños públicos (2).
Causas de la Disentería: Tratamiento de la Enfermedad. Foto por mali-maeder Pexels
Esta enfermedad se transmite de individuo a individuo y es muy usual que todos los miembros de la familia se contagien, prolongándose la infección por hasta 4 semanas (3).
Por otra parte, es posible contraer la disentería por el consumo de alimentos previamente contaminados. En aquellos países poco desarrollados en los que no existen condiciones de saneamiento adecuadas existen mayores probabilidades de contraer la enfermedad, debido a que los sistemas para el tratamiento del agua suelen estar contaminados por microbios que producen la infección (4). Por lo tanto, se aconseja evitar beber agua o hielo en determinados lugares sobre los que se tenga conocimiento de medidas de poca higiene.
Tratamiento para las causas de la disentería
Normalmente, la disentería suele desaparecer por sí sola y con el paso del tiempo, de modo que lo más importante es prevenir la deshidratación que puede ocasionar la diarrea y los vómitos frecuentes, bebiendo abundantes líquidos (5).
En los casos más delicados, puede que se requiera la hospitalización del paciente para restablecer las sales y los minerales perdidos por vía intravenosa (6).
En ocasiones, también pueden recetarse medicamentos antibióticos, especialmente si entre las causas de la disentería se encuentra una bacteria (7). De hecho, si la enfermedad se desarrolla en un núcleo familiar, pueden recetarse tales antibióticos como medida preventiva para frenar el contagio de la misma.
Por otra parte, si la causa es un parásito, el tratamiento puede consistir en medicamentos amebicidas para combatir al agente parasitario, e incluso pueden llegar a combinarse los amebicidas y los antibióticos como medida de tratamiento (8).
Tratamiento médico de la disentería
Si bien es cierto que esta enfermedad suele desaparecer sola con el paso del tiempo, acudir a consulta con un especialista es siempre recomendable, a los fines de evitar mayores complicaciones.
Luego de una evaluación y diagnóstico pertinentes, el proveedor de la salud suele indicar ciertos medicamentos con acción amebicida en el lumen del intestino, como parte del tratamiento para la infección intestinal asintomática que se presenta en las regiones poco habituales, tal es el caso del furoato de diloxanida, la paramomicina y el iodoquinol (9).
Cuando el paciente presenta una infección causada por la bacteria Shigella, el tratamiento de la disentería implica la restitución del líquido perdido ante las frecuentes evacuaciones y los vómitos. Por ende, se lleva a cabo el procedimiento de rehidratación oral, que suele funcionar en la mayoría de los casos, aunque algunas veces se precisa de la hidratación intravenosa (10).
Sin el uso de antibióticos, el trastorno puede desaparecer entre unos 4-8 días, mientras que las reacciones más severas suelen extenderse hasta por 5 semanas (11).
Otros tratamientos para la disentería
Además de lo anterior, existen ciertos remedios caseros que pueden emplearse como tratamiento de la disentería, aunque estos deben ser utilizados con precaución y habiendo consultado antes a un especialista.
Uno de los remedios naturales más comunes es el agua de coco, la cual elimina al agente infeccioso, rehidrata al organismo y mejora la digestión. Otra de las alternativas naturales para el tratamiento de esta enfermedad es la menta, la cual posee propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antimicrobianas que ayudan a refrescar el estómago y a aliviar los síntomas de la infección (12).
En cualquier caso, frente a este trastorno gastrointestinal, es esencial consultar con un especialista antes de recurrir a la automedicación, a los fines de garantizar el correcto tratamiento de la disentería.
Referencias
- (1) Farthing, M., Salam, M. A., Lindberg, G., Dite, P., Khalif, I., Salazar-Lindo, E., … & Thomson, A. (2008). Acute diarrhea in adults and children: a global perspective. Journal of clinical gastroenterology, 47(1), 12-20.
- (2) Curtis, V., Cairncross, S., & Yonli, R. (2000). Domestic hygiene and diarrhoea – pinpointing the problem. Tropical Medicine & International Health, 5(1), 22-32.
- (3) Amenta, M., Cremonesi, L., Orsi, A., Rizzoni, G., & Daleno, C. (2014). Diarrhoea in children: bacteria as causes and ‘disease modifiers’. New Microbiologica, 37(2), 149.
- (4) Prüss-Ustün, A., Bartram, J., Clasen, T., Colford Jr, J. M., Cumming, O., Curtis, V., … & Fewtrell, L. (2014). Burden of disease from inadequate water, sanitation and hygiene in low‐and middle‐income settings: a retrospective analysis of data from 145 countries. Tropical Medicine & International Health, 19(8), 894-905.
- (5) King, C. K., Glass, R., Bresee, J. S., & Duggan, C. (2003). Managing acute gastroenteritis among children: oral rehydration, maintenance, and nutritional therapy. Morbidity and Mortality Weekly Report: Recommendations and Reports, 52(16), 1-16.
- (6) Thielman, N. M., & Guerrant, R. L. (2004). Clinical practice. Acute infectious diarrhea. New England Journal of Medicine, 350(1), 38-47.
- (7) DuPont, H. L. (2007). Shigella species (bacillary dysentery). In: Mandell GL, Bennett JE, Dolin R, editors. Mandell, Douglas, and Bennett’s Principles and Practice of Infectious Diseases. 6th ed. Philadelphia: Elsevier Inc., 2696-2702.
- (8) Stanley, S. L. (2003). Amoebiasis. The Lancet, 361(9362), 1025-1034.
- (9) Rossignol, J. F., & Ayoub, A. (2015). Treatment of diarrhea caused by Giardia intestinalis and Entamoeba histolytica or E. dispar: a systematic review of the literature. The American journal of tropical medicine and hygiene, 92(2), 279-284.
- (10) Ram, P. K., Crump, J. A., Gupta, S. K., Miller, M. A., & Mintz, E. D. (2008). Part II. Analysis of data gaps pertaining to Shigella infections in low and medium human development index countries, 1984–2005. Epidemiology & Infection, 136(5), 577-603.
- (11) DuPont, H. L., Levine, M. M., Hornick, R. B., & Formal, S. B. (1989). Inoculum size in shigellosis and implications for expected mode of transmission. The Journal of infectious diseases, 159(6), 1126-1128.
- (12) Ekor, M. (2014). The growing use of herbal medicines: issues relating to adverse reactions and challenges in monitoring safety. Frontiers in pharmacology, 4, 177.