Los trastornos pleurales se relacionan con problemas que afectan el normal funcionamiento de la pleura, una fina membrana que envuelve el exterior de los pulmones y recubre la parte interna de la cavidad torácica. Justo entre ambas membranas existe una cierta cantidad de líquido que facilita el deslizamiento entre ellas con cada inhalación y exhalación. Este fluido permite un movimiento suave y sin roces, vital para una respiración saludable (1).
Por supuesto, al igual que puede suceder con cualquier componente de nuestro organismo, pueden presentarse problemas con esta membrana, a los cuales se les denomina trastornos pleurales.
¿El derrame pleural es peligroso? Trastornos y Reacción. Foto por lucigerma. Envato.
¿Qué tipos de trastornos pleurales existen?
Básicamente, los trastornos de la pleura pueden clasificarse en 4 tipos:
- Pleuresía: consiste en una inflamación de la membrana que trae como consecuencia dolor punzante al respirar, a menudo exacerbado por cada inhalación y exhalación. Los resfriados y las infecciones víricas suelen ser causas comunes de pleuresía (2).
- Neumotórax: se trata de un depósito de aire o de gases que se produce dentro de la membrana, produciendo dolor agudo, fatiga y aceleración del ritmo cardíaco. Se le identifica también por originar un tono azulado en la coloración de la piel. Un neumotórax puede ser espontáneo, traumático o iatrogénico (causado por un procedimiento médico) (3).
- Derrame pleural: uno de los trastornos más comunes, se entiende como una acumulación excesiva de líquido dentro de la pleura. Usualmente no presenta síntomas y por sí solo no representa mayor peligro. Sin embargo, cuando es causado por enfermedades subyacentes, puede ser un signo de condiciones más serias (4).
- Hemotórax: implica la acumulación de sangre en la membrana pleural y, al igual que el neumotórax, puede producir fatiga, ritmo cardíaco acelerado y pérdida considerable de peso. A menudo es el resultado de una lesión en el tórax (5).
¿Qué provoca la aparición de los trastornos pleurales?
Los problemas de la pleura pueden ser ocasionados por distintos factores, pero los más relevantes suelen ser:
- Las infecciones por virus, bacterias, hongos, parásitos o tuberculosis (6).
- La insuficiencia cardíaca congestiva, que representa la causa más común de estos trastornos, ya que provoca la acumulación de líquido en los pulmones (7).
- Las afecciones pulmonares, tales como la enfermedad de obstrucción pulmonar crónica (EPOC), el asma, el cáncer de pulmón, entre otros (8).
Los trastornos pleurales pueden comprender delicadas condiciones médicas que, por supuesto, deben ser tratadas por un especialista de la salud, quien indique las medidas a tomar, a partir del diagnóstico y la evaluación previa del paciente.
Es importante destacar que la identificación temprana y el tratamiento oportuno de estos trastornos puede mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida del paciente. El tratamiento puede incluir medicamentos, procedimientos quirúrgicos o terapias físicas, dependiendo del tipo y la gravedad del trastorno pleural (9).
Por ello, una vez experimentados y detectados los síntomas de un trastorno pleural, es indispensable acudir con un médico de cabecera para conocer si se trata o no de un problema en el funcionamiento normal de la membrana y poder atacarlo de la forma adecuada.
Los trastornos pleurales, como el derrame pleural, pueden variar en gravedad y pueden ser indicativos de otros problemas de salud subyacentes. Por lo tanto, es esencial buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Mientras que algunos trastornos pleurales pueden ser manejados con medicamentos y terapias no invasivas, otros pueden requerir intervenciones quirúrgicas para mejorar los síntomas y prevenir complicaciones. Siempre recuerda que la prevención y el tratamiento temprano son la clave para una vida saludable (10).
Referencias
- Light, R. (2013). “Trastornos pleurales”. Harrison Principios de Medicina Interna (19ª ed.). McGraw-Hill.
- Marino, P. L. (2014). “Pleuresía”. The ICU book (4th ed.). Wolters Kluwer Health/Lippincott Williams & Wilkins.
- Baumann, M. H. (2004). “Manejo del neumotórax”. The American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, 170(4), 456-461.
- Menzies, S. M., Rahman, N. M., & Wrightson, J. M. (2012). “Diagnóstico y manejo del derrame pleural”. BMJ, 344, e1066.
- Sahn, S. A., & Heffner, J. E. (2000). “Hemotórax”. En A. S. Fauci (Ed.), Tratado de Medicina Interna de Harrison (14ª ed., Vol. 2, pp. 1563-1564). McGraw Hill.
- Feldman, C., & Anderson, R. (2016). “Enfermedades pleurales debidas a infecciones”. En A. S. Fauci (Ed.), Harrison’s Principles of Internal Medicine (20ª ed., Vol. 2, pp. 1567-1572). McGraw Hill.
- Zayas, G., Caramelo, C., & Amoros, F. (2004). “Insuficiencia cardíaca y trastornos pleurales”. Cardiology Clinics, 22(2), 227-236.
- Pauwels, R. A., & Rabe, K. F. (2004). “Enfermedad pulmonar y pleura”. British Medical Journal, 328(7441), 537-540.
- Maldonado, F., & Ryu, J. H. (2017). “Tratamiento de los trastornos pleurales”. Mayo Clinic Proceedings, 92(7), 1091-1110.
- Simpson, G. C., & Forbes, K. (2010). “Derrame pleural: diagnóstico y manejo”. British Medical Journal, 341, c4616.