La colangitis es una enfermedad que afecta al conducto biliar, provocando la obstrucción de las vías biliares. Este bloqueo impide el correcto flujo de la bilis, desembocando en una infección aguda. Identificar la presencia de esta enfermedad es crucial para su tratamiento y manejo efectivo, lo cual es posible a través de un diagnóstico de colangitis (1).
En qué Consiste el Diagnóstico de la Colangitis
El diagnóstico de la colangitis es un proceso complejo que combina el análisis de los síntomas clínicos, estudios de laboratorio y técnicas de imagen (2). Entre los indicadores clínicos se encuentran la leucocitosis (un aumento del número de leucocitos en la sangre), elevación de la fosfatasa alcalina y transaminasas, y alteración del funcionamiento normal de las vías biliares (3).
Diagnóstico de la Colangitis. Foto por ArturoJuárezFlores. Wikimedia Commons.
Todo esto se complementa con técnicas de imagen como la ecografía o la tomografía computarizada, que ayudan a visualizar de manera más precisa la condición de los conductos biliares (4).
Riesgo de la Colangitis
Los médicos han establecido una clasificación de riesgo para la colangitis, la cual puede ser alta, moderada o baja. Esta clasificación ayuda a entender la gravedad de la enfermedad y a guiar el tratamiento más adecuado (5).
Riesgo Grado Alto
Un diagnóstico de colangitis de alto riesgo indica un 50% de probabilidades de desarrollar la enfermedad. Este grado se basa en síntomas como ictericia clínica, coledocolitiasis (presencia de cálculos en el conducto biliar) o la dilatación del colédoco, observada a través de técnicas de imagen como la ultrasonografía (4).
Riesgo Grado Moderado
La colangitis de riesgo moderado representa una probabilidad de entre 10 y 50% de desarrollar la enfermedad. En este grupo se incluyen pacientes con antecedentes de ictericia o pancreatitis, niveles elevados de bilirrubina (hiperbilirrubinemia) y fosfatasa alcalina alta, entre otros indicadores (5).
Riesgo Grado Bajo
Un diagnóstico de colangitis de bajo riesgo implica una probabilidad de menos del 5%. Este grado se establece a partir de resultados normales en análisis de laboratorio y la ausencia de ictericia (5).
Tipos de Colangitis
La colangitis puede clasificarse en varios tipos, dependiendo de la causa y de las características de la enfermedad. La colangitis aguda se produce cuando la infección y la inflamación se desarrollan rápidamente, mientras que la colangitis crónica se caracteriza por inflamación y obstrucción biliar de larga duración.
La colangitis esclerosante primaria es un tipo de colangitis crónica que causa la cicatrización y estrechamiento progresivo de los conductos biliares, mientras que la colangitis autoinmune es provocada por el propio sistema inmunológico del cuerpo que ataca los conductos biliares (1).
Procedimiento Posterior al Diagnóstico de la Colangitis
Una vez que se detectan los síntomas de la colangitis, es vital acudir a un médico para obtener un diagnóstico adecuado. Un diagnóstico positivo para la colangitis implica un plan de tratamiento integral diseñado por el médico, basándose en las causas subyacentes de la enfermedad (2).
Tratamiento de la Colangitis
El tratamiento para la colangitis depende del grado de riesgo, del tipo de colangitis y de las causas subyacentes de la enfermedad. Los antibióticos orales son una parte crucial del tratamiento para luchar contra la infección. En casos más graves, los pacientes pueden requerir hospitalización para cuidados intensivos y uso de medicamentos vasopresores para mantener la presión arterial.
En algunos casos, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para eliminar los cálculos biliares o corregir las anomalías de los conductos biliares (3).
Prevención y Control de la Colangitis
Mantener un estilo de vida saludable es esencial para prevenir la colangitis. Esto incluye llevar una dieta balanceada, hacer ejercicio regularmente, limitar el consumo de alcohol y mantener un peso saludable.
La detección temprana y el tratamiento oportuno de enfermedades que pueden causar colangitis, como los cálculos biliares o las infecciones hepáticas, también pueden ayudar a prevenir el desarrollo de esta enfermedad (2).
Referencias
- (1) Chapman R., Fevery J., Kalloo A., Nagorney D. M., Boberg K. M., Shneider B., & Gores G. J. (2010). Diagnosis and management of primary sclerosing cholangitis. Hepatology, 51(2), 660–678. https://doi.org/10.1002/hep.23294
- (2) Adler D. G., Baron T. H., Davila R. E., Egan J., Hirota W. K., Leighton J. A., … Qureshi W. (2005). ASGE guideline: the role of ERCP in diseases of the biliary tract and the pancreas. Gastrointestinal Endoscopy, 62(1), 1–8. https://doi.org/10.1016/s0016-5107(05)01594-4
- (3) Laleman W., Landeghem L., Wilmer A., Fevery J., & Nevens F. (2009). Portal hypertension: from pathophysiology to clinical practice. Liver International, 29(s2), 147–157. https://doi.org/10.1111/j.1478-3231.2008.01926.x
- (4) Uhlman M. A., Pairolero P. C., Gracey D. R., Bernatz P. E., & Payne W. S. (1981). Surgical management of biliary atresia. Archives of Surgery, 116(3), 300. https://doi.org/10.1001/archsurg.1981.01380150056012
- (5) Zenouzi R., & Lohse A. W. (2014). Long-term outcome in PSC/AIH “overlap syndrome”: Does immunosuppression also treat the PSC component? Journal of Hepatology, 61(6), 1185–1186. https://doi.org/10.1016/j.jhep.2014.07.030.