Hormiga Roja » Peligros, Picadura y Prevención

Redacción

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Las hormigas rojas, como las de la especie Solenopsis invicta, son conocidas por sus picaduras dolorosas y su comportamiento agresivo, lo que las hace notables en la naturaleza.

Hormiga Roja. Foto por Envato.

La importancia de conocer la hormiga roja y su peligrosidad es enorme. Esta especie se encuentra en todo los continentes y es responsable de numerosas muertes de seres humanos y animales.

Las hormigas rojas (Solenopsis Invicta) son una de las tres especies conocidas como hormigas de fuego. Estas tres especies se caracterizan por su comportamiento violento y su aguijón venenoso. Su picadura puede causar la muerte.

Hormiga Roja. Foto por Envato.

Las hormigas rojas son originarias de la selva amazónica americana, pero actualmente se encuentran distribuidas alrededor de todo el mundo. Su adaptabilidad y la falta de depredadores naturales han hecho de ellas un plaga en Japón, Nueva Zelanda y Hawai.

¿Cómo distinguir la hormiga roja?

El tamaño del cuerpo de la hormiga roja depende de su rango en la colonia. La reina puede alcanzar 9 mm en su edad adulta, mientras que las obreras no suelen medir más de 6mm. El color de las hormigas rojas va del marrón rojizo al rojo intenso, por lo que puede ser difícil de distinguir (1).

¿Dónde es más probable sufrir una picadura de hormiga roja?

Las hormigas rojas suelen construir sus nidos al aire libre. Los lugares húmedos, sombreados y con una fuente de agua perenne cerca suelen ser sitios de alto riesgo en primavera y verano. Esto se debe a que es en estas estaciones donde hay mayor actividad reproductiva en las colonias.

Pero de por sí encontrarse con una colonia de hormigas rojas es peligroso. Ante cualquier amenaza las hormigas encargadas de la defensa de la colonia saldrán en conjunto y usarán sus aguijones. Los actos de defensa de las hormigas rojas son muy peligrosos para campistas, jugadores de fútbol, mascotas y ganado (2).

¿Cuál es la peligrosidad de la hormiga roja?

La peligrosidad de la hormiga roja se basa en su picadura venenosa. A diferencia de otras especies la hormiga roja no ataca con sus mandíbulas, sino que inyecta veneno. En personas no alérgicas, una picadura de hormiga roja podría provocar ampollas y dolor e irritación localizados.

En personas alérgicas a la picadura de la hormiga roja se presentan síntomas de anafilaxis. La anafilaxis es una reacción alérgica severa y generalizada. Sus síntomas son dificultad respiratoria, enrojecimiento e hinchazón en rostro y cuello y dolor irradiado en el miembro afectado.

También pueden presentarse mareos, nauseas y ronchas en todo el cuerpo. Si no se trata con remedios inmediatos, la anafilaxia puede producir pérdida de conciencia y posteriormente la muerte por asfixia. Este cuadro puede darse más frecuentemente en niños, en personas que han sido picadas por segunda vez (3).

Las mascotas, especialmente los perros y gatos, también pueden ser víctimas de las picaduras de hormigas rojas. Las hormigas les pican en zonas con pelaje corto y sin pelaje. Si un perro o gato está en riesgo de sufrir anafilaxis, presentará salivación excesiva, excitabilidad e hinchazón en cuello y cara.

Si una mascota reúne los síntomas anteriores, lo mejor es llevarla al veterinario para que reciba el tratamiento necesario. La anafilaxis en mascotas puede conducir fácilmente a la muerte o a daños permanentes (4).

¿Por qué prevenir una picadura de hormiga roja?

Es ideal prevenir una picadura de hormiga roja debido a las complicaciones que pueda presentar. Con las hormigas rojas no basta el repelente para insectos, lo mejor es mantenerse completamente alejado y no ofrecer provocaciones.

Es común que las hormigas rojas se unan y cree un cuerpo flotante en caso de inundaciones. Esto les permite a las hormigas sobrevivir durante las inundaciones periódicas en la selva amazónica. Durante una inundación lo ideal es evitar las hormigas rojas para no dar lugar a una urgencia médica (5).

Referencias:

  1. Holldobler, B., & Wilson, E. O. (1990). The ants. Harvard University Press.
  2. Tschinkel, W. R. (2006). The fire ants. Belknap Press of Harvard University Press.
  3. Hoffman, D. R. (1995). Fire ant venoms: A medical perspective. Journal of Toxicology: Clinical Toxicology, 33(2), 135-142.
  4. Fox, M. W. (1984). The dog: Its domestication and behavior. Garland STPM Press.
  5. Moffett, M. W. (2012). Adventures among ants: A global safari with a cast of trillions. University of California Press.
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