La alergia a los ácaros es una afección que puede resultar sumamente molesta, esto debido a ataca al sistema respiratorio, además de causar distintos problemas en la piel. Es por ello que es importante conocer de qué se trata esta enfermedad, cómo debe tratarse y cuál es la forma de evitarla.
¿Qué es la alergia a los ácaros?
Las alergias son reacciones del sistema inmunológico caracterizadas por ser causadas por la hipersensibilidad ante elementos comunes, tales como alimentos, polen, animales, entre otros. Dichos elementos se conocen como alérgenos y son los responsables de síntomas como estornudos, tos, secreción nasal, entre muchos otros (1).
Alergia a los ácaros. Foto por Envato.
Uno de los alérgenos más comunes son los ácaros, pues estos pequeños animales imperceptibles al ojo humano, desprenden partículas al aire provenientes de su piel y excrementos; sustancias que son absorbidas por las personas a través de la respiración y causan la inflamación de los bronquios, así como otros síntomas (2).
Síntomas de la alergia a los ácaros
Los síntomas de la alergia a los ácaros suelen estar relacionados con las vías respiratorias, es por ello que pueden clasificarse en dos grandes grupos. A su vez, es importante mencionar que estos pueden presentarse con mayor o menor intensidad en cada paciente; además, pueden incrementar los signos de otras afecciones (3).
Rinitis y conjuntivitis
La rinitis y la conjuntivitis son dos de los síntomas más comunes de esta condición, la primera de ellas, se caracteriza por una congestión nasal constante, que a su vez se encuentra acompañada de estornudos, goteo y picazón de la nariz (4).
Asimismo, la alergia a los ácaros puede incluir comezón en los ojos, con una fuerte necesidad de rascarse o frotarse. Aunado a esto, suele ser común el lagrimeo e inflamación de los ojos, semejante a los síntomas de la conjuntivitis.
Otro síntoma frecuente en el área de los ojos, es el enrojecimiento de los mismos; así como también, la hinchazón y coloración azulada en el contorno de estos. Por su parte, el dolor de cabeza y la constante presión en el rostro, pueden ser comunes en esta afección alérgica.
Por otro lado, los pacientes con esta condición pueden padecer de sensación de picazón en la garganta y los oídos, además de otras señales comunes en la alergia al polen, o al resfriado común (5).
Asma
Dentro de los síntomas de la alergia a los ácaros puede presentarse el asma; o bien, esta reacción alérgica puede empeorar los signos de esta afección previa (6).
Por lo tanto, los síntomas suelen ser más graves y pueden llegar a disminuir la calidad de vida de las personas que los padecen. Además, es común que se experimente que la tos seca empeore en casos de resfriados o gripe.
Asimismo, los pacientes pueden experimentar dificultad para respirar, sobre todo durante las noches o cuando hacen actividad física exigente. Además, esta dificultad para respirar puede estar acompañada de fuertes dolores y/o presión en el pecho (7).
Por último, se ha evidenciado en estos pacientes la aparición de silbidos o ruidos en el pecho (tórax) al respirar; lo cual, demuestra la obstrucción nasal que sufren estas personas, a consecuencia de la alergia a los ácaros.
Otros síntomas de la alergia a los ácaros
Los síntomas de la alergia a los ácaros más frecuentes, están relacionados con el sistema respiratorio de los pacientes; sin embargo, estos también pueden experimentar otra sintomatología, específicamente en la piel (8).
De hecho, cuando se tiene alergia a los ácaros, es común sufrir de afecciones dermatológicas, tal y como la urticaria o dermatitis atópica. Dichas enfermedades de la piel, se caracterizan por el enrojecimiento e hinchazón de la zona, además de una fuerte comezón.
Por último, los casos de alergia más graves pueden resultar en una anafilaxia; sin embargo, esto sólo puede ser provocado por la ingesta de alimentos contaminados con excremento de ácaros.
¿Cómo detectar la alergia a los ácaros?
En primer lugar, se debe prestar atención a la aparición de los signos y síntomas mencionados anteriormente, además de evaluar las condiciones del hogar y los posibles alérgenos que se encuentren en este.
Ahora bien, con respecto a la evaluación médica, el alergólogo (especialista en alergias) puede realizar dos tipos de pruebas para diagnosticar la alergia a los ácaros. La primera de ellas es un análisis sanguíneo, en el cual se determina el grado de sensibilidad que tiene el paciente a diversos alérgenos (9).
Por su parte, el segundo análisis busca evaluar los síntomas y signos en la piel, para ello el especialista inserta pequeñas cantidades de distintos alérgenos en la piel del paciente a través de un pinchazo; de esta manera diagnostica la alergia cuando se observa una inflamación o enrojecimiento poco común en la piel.
¿Por qué se presenta la alergia a los ácaros?
El organismo humano contiene un sistema de defensa que se activa cuando detecta la presencia de un agente extraño o dañino, produciendo anticuerpos conocidos como inmunoglobulinas E, los cuales se encargan de combatir al agente extraño (10).
Por lo tanto, cuando una persona tiene hipersensibilidad ante estos arácnidos, el organismo desencadena el proceso de reacción exagerada, conocido como alergia. Cabe destacar que esta afección suele presentarse con mayor frecuencia en niños, ancianos y pacientes con asma u otras afecciones respiratorias.
¿Qué hacer en caso de alergia a los ácaros?
Por lo general, los síntomas de la alergia a los ácaros desaparecen cuando se disminuye la exposición a estos alérgenos, es por ello que se recomienda mantener el hogar limpio, para así evitar la propagación de estos animales. No obstante, se debe tener en cuenta que eliminar los ácaros del hogar es una tarea casi imposible (11).
Sin embargo, existen medicamentos que contribuyen a la disminución de los síntomas de la alergia, entre ellos se encuentran los antihistamínicos, descongestionantes y corticoesteroides; pero es necesario evitar la automedicación, por lo que es recomendable acudir a un centro clínico en caso de presentar alguno de estos síntomas, para que un especialista examine el caso.
Vacunas para la alergia a los ácaros
Las vacunas son tratamientos médicos, que buscan crear inmunidad en el organismo ante diferentes agentes, tales como virus, bacterias y alérgenos. En este sentido, las vacunas para alergia a los ácaros disminuyen las reacciones alérgicas a estos insectos (12).
Para ello, a través de una aguja, se introduce en el organismo una pequeña cantidad de partículas de ácaros; dicha cantidad se va aumentando con el transcurrir del tratamiento. De esta forma, el cuerpo crea anticuerpos que evitan las reacciones adversas ante el alérgeno.
En consecuencia, estas vacunas actúan sobre las células responsables de las respuestas a los agentes extraños (alérgenos) y de esta manera, evitan y/o disminuyen los síntomas que se producen cuando los pacientes entran en contacto con los ácaros (13).
¿Quiénes pueden usar las vacunas para alergia a los ácaros?
En general, todas las personas son candidatas idóneas para la aplicación de las vacunas para alergia a los ácaros; sin embargo, existen algunas excepciones. No obstante, este tratamiento puede ser aplicado en aquellos que deseen disminuir los efectos alérgicos, generados por los distintos tipos de ácaros (14).
En este sentido, es importante mencionar que, los medicamentos antihistamínicos o antialérgicos suelen reducir los síntomas propios de esta condición, pero estos no tratan el origen de la misma. Es por ello, que las vacunas pueden ser utilizadas cuando no se pueden eliminar por completo las fuentes de las alergias.
En algunas ocasiones, los medicamentos antialérgicos no son suficientes para tratar la enfermedad, por lo que las vacunas pueden ser la mejor opción. En cualquier caso, la aplicación debe realizarse bajo estricta supervisión de un médico especializado (15).
Contraindicaciones de las vacunas para alergia a los ácaros
Como se mencionó anteriormente, existen excepciones para la aplicación de las vacunas para la alergia a los ácaros, las cuales están relacionadas con las condiciones o enfermedades que puedan presentar los pacientes .
De allí que, este tratamiento terapéutico no puede ser administrado en mujeres embarazadas, que sospechen de dicho estado, o bien, que se encuentren en período de lactancia. Por otra parte, estas vacunas no deben ser aplicadas en pacientes con afecciones cardíacas, que además ingieran betabloqueantes o medicamentos para tales condiciones.
Por último, es importante mencionar que, no es recomendable la administración de este tratamiento en pacientes que presenten graves cuadros asmáticos; así como también, en niños menores de 5 años de edad.
Referencias:
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