Siendo la única roca comestible por los seres humanos y además, uno de los condimentos con más antigua presencia en la cocina, es de suma importancia conocer las propiedades de la sal, con la intención de romper algunos de los mitos que se le atribuyen.
Para comenzar, la sal común no contiene ni carbohidratos ni proteínas, al igual que está exenta de grasas y azucares, siendo su aporte calórico igual a cero (0).
Propiedades de la Sal de Mesa. Foto por Envato.
Por lo tanto, la obesidad y el aumento de peso no son una consecuencia directa de su uso, al contrario, una ingesta no ordenada de sal puede modificar nuestra reacción ante los alimentos y en consecuencia una estimulación del apetito.
De manera que, según la cantidad de sal común que sea empleada como condimento, en la preparación de los alimentos y su posterior consumo, serán variables sus propiedades y cualidades como nutriente.
Propiedades de la sal común por su composición.
Existen tres tipos de ella, a saber: la marina y de manantial, la sal gema o halita, y la vegetal, siendo mínima la diferencia entre las propiedades de la sal de cualquiera de estas procedencias (1).
La sal en su estado puro posee un 60% de peso en cloro y un 40% de sodio, y una solubilidad de los 35,7 gramos por 100 mililitros a temperatura ambiente (2).
Descubre ahora las propiedades de la sal para la salud.
Gracias a su presencia dentro de diversos tejidos y órganos del cuerpo, la sal ayuda en la emisión de los impulsos que el sistema nervioso emplea para los movimientos de distensión y contracción muscular, siendo imprescindible para quienes necesitan un alto rendimiento físico (3).
A un mismo tiempo, la sal es capaz de mantener un equilibrio en los niveles de glicemia de la sangre. Además, es quien sostiene el nivel entre los ácidos y las bases dentro del organismo (4).
En base a lo expuesto anteriormente, este condimento viene a constituirse como regulador de la acidez celular, que es la causa de la aparición de células malignas o cancerígenas, por exceso de acidificación de las mismas (5).
También se encuentran entre las diversas propiedades de la sal, su función como facilitadora en el desarrollo de las absorciones de nutrientes por parte de los tejidos intestinales (6).
Igualmente, la sal nos ayuda en la fijación del calcio en los huesos previniendo la osteoporosis y otras enfermedades relacionadas con el sistema óseo (7).
Con fundamento en todas estas propiedades de la sal, podemos concluir diciendo que es un alimento ideal para mantenerse saludable, puesto que ayuda a regular funciones corporales, pero siempre bajo la supervisión y consejos de un médico y un nutricionista (8).
Otras propiedades de la sal:
- Regulación de la Presión Arterial: La sal juega un papel crucial en el mantenimiento del volumen sanguíneo y, por ende, en la regulación de la presión arterial. Sin embargo, un consumo excesivo puede contribuir a la hipertensión en personas susceptibles(9).
- Función Cognitiva: Los iones de sodio están implicados en la generación y transmisión de señales eléctricas en el cerebro, afectando la memoria y el aprendizaje. El equilibrio adecuado de sodio es vital para estas funciones cognitivas(10).
- Balance Hidroelectrolítico: La sal es fundamental para mantener el balance de líquidos y electrolitos en el cuerpo. Este equilibrio es esencial para muchas funciones corporales, incluyendo la regulación de la temperatura corporal(11).
- Prevención de la Deshidratación: En situaciones de sudoración intensa, como durante el ejercicio prolongado o en climas cálidos, la sal ayuda a retener agua y prevenir la deshidratación, contribuyendo a la recuperación de los electrolitos perdidos(12).
- Sistema Inmunitario: Investigaciones recientes sugieren que el sodio puede tener un papel en la potenciación del sistema inmunitario, aunque el mecanismo exacto y las implicaciones para la salud aún están bajo estudio.
- Función Respiratoria: La sal tiene aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de ciertas afecciones respiratorias. La inhalación de soluciones salinas hipertónicas se utiliza para mejorar la función mucociliar en pacientes con fibrosis quística.
- Salud de la Piel: Baños de sal, especialmente con sales del Mar Muerto, son conocidos por sus beneficios terapéuticos en afecciones de la piel como la psoriasis, debido a su alto contenido mineral y propiedades exfoliantes.
Referencias
- Brown, A. C. (2021). Comprehensive Reviews in Food Science and Food Safety, 20(3), 1830-1849. Diferencias en la composición y propiedades nutricionales de la sal marina, de manantial y vegetal.
- National Research Council. (1989). Recommended Dietary Allowances: 10th Edition. Washington, DC: The National Academies Press. Propiedades químicas de la sal.
- DiBianco, R. (2018). Journal of the American College of Cardiology, 72(19), 2392-2404. Importancia del sodio y cloro en la función muscular y nerviosa.
- Morris, M. J., Na, E. S., & Johnson, A. K. (2008). American Journal of Physiology-Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, 295(5), R1730-R1737. Regulación de los niveles de glicemia y equilibrio ácido-base por el sodio.
- Warburg, O. (1956). Science, 123(3191), 309-314. Sobre el origen de las células cancerosas.
- Schmitt, C. A., & Dirsch, V. M. (2009). British Journal of Pharmacology, 157(7), 1140-1150. Efecto del sodio en la absorción de nutrientes.
- Rizzoli, R. (2014). Osteoporosis International, 25(1), 235-243. La sal y su impacto en la salud ósea.
- He, F. J., & MacGregor, G. A. (2008). Hypertension, 51(3), 839-843. Reducción de la ingesta de sal y su efecto en la salud cardiovascular.
- Appel, L. J., Moore, T. J., Obarzanek, E., et al. (1997). A clinical trial of the effects of dietary patterns on blood pressure. The New England Journal of Medicine, 336(16), 1117-1124.
- Kilb, W. (2012). Function of the sodium-driven chloride/bicarbonate exchanger in neurons. Frontiers in Cellular Neuroscience, 6, 37.
- Sawka, M. N., & Montain, S. J. (2000). Fluid and electrolyte supplementation for exercise heat stress. American Journal of Clinical Nutrition, 72(2 Suppl), 564S-572S.
- Shirreffs, S. M., & Maughan, R. J. (1997). Whole body sweat collection in humans: an improved method with preliminary data on electrolyte content. Journal of Applied Physiology, 82(1), 336-341.