El eritema nodoso es una forma peculiar de inflamación de la piel que puede indicar una variedad de condiciones subyacentes. Aunque puede ser desconcertante y en algunos casos, doloroso, la buena noticia es que el eritema nodoso no deja cicatrices y se puede manejar eficazmente con el tratamiento adecuado (1). En este artículo, exploraremos en profundidad las características, causas, prevención y síntomas del eritema nodoso.
¿Qué es el Eritema Nodoso?
El eritema nodoso es una inflamación del tejido adiposo, la capa más profunda de la piel que produce nódulos dolorosos y rojos. Es la forma más común de paniculitis, una inflamación que afecta la capa de grasa debajo de la piel (2). Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es más común entre las mujeres de 20 a 30 años (3).
Eritema Nodoso. Foto por vvoennyy. Envato.
Características del Eritema Nodoso
El eritema nodoso se caracteriza por la aparición de nódulos sensibles y enrojecidos que normalmente se encuentran en las espinillas y en las zonas inferiores de las piernas. Estos nódulos, que por lo general miden entre 1 y 5 cm de diámetro, pueden parecer hematomas y a menudo aparecen de repente. Con el tiempo, cambian de un rojo brillante a un color morado o azul apagado a medida que maduran y finalmente desaparecen. Estos nódulos pueden ser acompañados por otros síntomas generales como fiebre, cansancio y dolor articular (1).
Cambios en la piel
En las primeras etapas, los nódulos del eritema nodoso son rojos o morados. A medida que el tiempo pasa, se vuelven más duros y planos, cambiando de color a un azul-verdoso, similar a un hematoma en proceso de sanación. Finalmente, los nódulos se aplanan y desaparecen, generalmente sin dejar cicatrices a menos que se hayan presentado en grandes grupos (1).
Causas del Eritema Nodoso
El eritema nodoso puede ser provocado por una serie de causas, que van desde infecciones hasta medicamentos y afecciones subyacentes. Algunas de las causas más comunes incluyen infecciones por estreptococos, sarcoidosis, enfermedad de Behcet, tuberculosis, mononucleosis, y ciertos medicamentos como los anticonceptivos orales y los antibióticos sulfa. Sin embargo, en muchos casos, la causa subyacente no puede ser identificada (2).
Enfermedades asociadas
A menudo, el eritema nodoso es un signo de una afección subyacente. Puede ser una reacción a una infección en alguna otra parte del cuerpo, como la garganta, el pecho o el tracto gastrointestinal. En otros casos, puede ser el primer indicio de una afección más grave, como la leucemia o la linfoma de Hodgkin (4).
Prevención del Eritema Nodoso
La prevención del eritema nodoso implica tratar cualquier afección subyacente y evitar los desencadenantes conocidos, como ciertos medicamentos. Mantener una buena higiene para prevenir infecciones y llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a prevenir la aparición del eritema nodoso. En algunos casos, se puede requerir medicación a largo plazo para controlar las afecciones subyacentes y prevenir los brotes (5).
Síntomas del Eritema Nodoso
Además de los nódulos rojos y dolorosos, el eritema nodoso puede estar acompañado de una serie de otros síntomas, incluyendo fiebre, pérdida de peso, malestar general, dolor en las articulaciones y en ocasiones, dolor abdominal y tos. El nivel de dolor puede variar, y algunos nódulos pueden ser más dolorosos que otros. Los síntomas pueden durar desde semanas hasta meses y en ocasiones, pueden reaparecer (1).
El eritema nodoso, aunque puede ser doloroso y desconcertante, es una afección tratable que rara vez deja cicatrices. Si experimentas nódulos dolorosos en la piel, es importante buscar atención médica para una evaluación y tratamiento adecuados. Aunque el eritema nodoso puede ser un síntoma de una afección subyacente, con el cuidado y el tratamiento correctos, la mayoría de las personas se recupera completamente (1).
Referencias
- Blanco, R., Martínez-Taboada, V. M., Rodríguez-Valverde, V., García-Fuentes, M., & González-Gay, M. A. (1998). Eritema nodoso: factores etiológicos y predictivos en una población definida. Artritis y reumatismo, 41(3), 466-472.
- Requena, L., & Yus, E. S. (2008). Paniculitis. Parte II. Principalmente paniculitis lobular. Revista de la Academia Americana de Dermatología, 58(4), 563-578; cuestionario 579-580.
- Kroshinsky, D., & Stone, J. H. (2021). Dermatología Clínica. Elsevier Ciencias de la Salud.
- Mert, A., Ozaras, R., Tabak, F., Pekmezci, S., Demirkesen, C., & Ozturk, R. (2004). Eritema nodoso: una experiencia de 10 años. Revista Escandinava de Enfermedades Infecciosas, 36(6-7), 424-427.
- Requena, L., & Requena, C. (2012). Eritema Nodoso. Revista de Dermatología Online, 18(1).